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L'Avellà (Catí)

Quien más, quien menos, habrá probado el agua con propiedades milagrosas de l’Avellà de Catí. La historia oficial nos remonta hasta 1554, cuando ‘la velleta’, de ahí su nombre, se curó de su ceguera. Una sanación que dio paso a la construcción en este punto de un santuario, una ermita, una fonda e incluso una casa de baños que aún hoy son orgullo de la localidad.

Origen de l'Avellà

Dejando a un lado Catí y centrándonos en l’Avellà, recuperamos el año 1554, cuando una pobre ciega se dirigió desde esta población hacia Salvassòria, en término de Morella, para implorar a la patrona de los invidentes, santa Lucía, un milagro para su mal. Cuando ya se encontraba a escasa distancia de la fuente de l’Avellà, la anciana escuchó una voz dulce y aterciopelada. Era la voz de la Virgen, que le pedía se lavara en el agua de dicha fuente. Esta, sin perder el tiempo, metió sus manos en ella, siguiendo aquellas indicaciones divinas. Cuál fue su sorpresa que, pasados unos instantes, quedó curada por completo. La noticia corrió como la pólvora y poco después los lugareños comenzaron a venerar un lugar en el que hoy se levanta el Balneario de l’Avellà

Ermita de l'Avellà

La ermita actual fue construida a comienzos del siglo XVIII por mosén Celma, para sustituir a la original, del siglo XVI. Llama la atención el interior, adornado con pinturas del artista Pascual Mespletera. Recientemente restaurada es conocida como la Capilla Sixtina del Maestrat.

Balneario de l'Avellà

L'Avellà es hoy un lugar de descanso para los turistas que desean un silencio tan solo roto por el brotar de las aguas de la centenaria fuente protegida por dos chopos centenarios.

Descubrir este recóndito y singular paraje nos invita a viajar a l'Avellà donde la mente olvida las preocupaciones y el espíritu y el corazón alivian  sus males.

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